Estoy a punto de desenredar los misterios del Antiguo Egipto gracias a Montena, quien me ha cedido una copia avanzada de esta novela juvenil que saldrá el próximo 3 de Noviembre en todas las librerías del país. Quería haceros ese apunte porque hoy será el día decisivo: ¿Leer o no leer La pirámide Roja, del famoso y aclamado Rick Riordan? Como siempre, esa es una cuestión que depende exclusivamente de vosotros. Yo estoy aquí para allanaros el camino, deciros dónde podréis apoyaros en la novela y dónde debéis cerrar los ojos, no vaya a hacer que miréis directamente a un objeto maldito y un monstruo milenario os persiga para siempre, por toda la eternidad…


Y es que los protagonistas, dos hermanos llamados Sadie y Carter, se han visto envueltos en una aventura que les ha cambiado la vida: ellos solos, totalmente inexpertos, van a tener que enfrentarse a un dios milenario que ha escapado de su prisión y que, encima, anda muy calentito, con ganas de destruir toda la tierra y hacer papilla para bebé con el universo. Con una frase trepidante (Tenemos solo unas pocas horas, así que escucha con atención) nos contarán cómo su familia ha arriesgado la vida enfrentándose a los magos de la Casa de la Vida que protegen la sabiduría del Antiguo Egipto y que, por su osadía, ahora ellos deberán pagar con sangre el haber liberado a los Dioses. Nombres famosos como Anubis, Osiris, Horus e Isis comenzarán a inundar esta aventura, enredándonos a los lectores en una apasionante guerra milenaria entre el bien y el mal. ¿Podrán evitar que la catástrofe profetizada se cumpla? Ya tendremos tiempo para averiguarlo.


La pirámide Roja es la primera parte de una trilogía juvenil que juega con un papel poco explotado en la LIJ: la mitología egipcia. Era sólo cuestión de tiempo que Rick Riordan acudiera a esta fuente del saber para construir encima una de sus locuras juveniles, con saltos en el tiempo hacia siglos a. C, sorprendiéndonos a nosotros con una información que jamás nos enseñaron en el colegio; leyendas y Dioses bailarán juntos en un tango de muerte, y seremos espectadores de cómo los personajes principales intentarán sortear la mala suerte del Destino (aquel que los griegos llamaban ineludible). Es un punto a favor de la historia porque juega en pos de la originalidad, aportando aventuras nunca antes contadas. También podemos destacar una narración fluida y muchísima acción (a veces desmedida) donde Sadie y Carter se turnarán aleatoriamente para contarnos cómo ocurrió todo y porqué han llegado hasta donde han llegado. Desde un principio nosotros no sabemos qué ocurre, porque ellos se dirigen directamente a los lectores desde una grabación. Nos comunicarán alto y claro que nos necesitan porque somos la clave de la segunda novela y deberemos escuchar con atención porque la historia que están a punto de contarnos contiene las pistas para entender todo lo que sucederá después. La trama está perfectamente compactada y tiene todos los ingredientes necesarios para preguntarnos qué ocurrirá a continuación, sembrando la curiosidad en cada nuevo capítulo. Tenemos además, unos protagonistas de doce y catorce años que serán los conductores de cada suceso y a través de sus bocas escucharemos las leyendas más disparatadas o más tenebrosas. También contaremos con la presencia de jeroglíficos dibujados en el libro, según aparezcan hechizos antiguos que destruyen o recomponen cosas, y no podemos olvidarnos de algunas ilustraciones de monstruos mitológicos que de pronto aparecerán para hacernos la vida imposible (gatos con cuellos alargados como dinosaurios o perros destructores de Ra, con muy malas pulgas). En general, la novela es entretenida y se hace amena porque no hay momentos de parón ni largas introducciones, todo es una trepidante cadena de sucesos, acción y muchísima magia; casi no podemos adaptarnos al ritmo tan elevado que llevan los protagonistas porque no se detienen ni para dormir. Me gustaron mucho algunos pasajes como el de la biblioteca de la casa del tío Amos, donde encuentran por primera vez a los Shabtis (seres de barro que cobran vida para ser tus esclavos), no tenía ni idea de su existencia, como tampoco sabía de los viajes astrales en forma de “ba” (nuestro ba es nuestra alma en forma de pollo con cabeza humana, sí, así de absurdo). Y no podré olvidar lo emocionado que estaba con la aparición de Anubis, personaje al que tenía muchas esperanzas.


Sin embargo, la novela puede resultar muy infantil gracias a esos toques de humor que, para mí, aparecen en exceso. El autor abusa del elemento cómico, restándole seriedad y gravedad (y realismo) a toda la trama. El personaje de Bast (no puedo dar más detalles) es en sí mismo una tomadura de pelo y así el lector no puede llegar a conectar con ningún personaje porque no capta la complejidad de sus personalidades, simplemente porque no existe tal profundidad. Todos ellos son planos y no se desarrollan a lo largo de las casi quinientas páginas, además de que entran muchas veces en conflicto e incoherencias. El hecho de que el libro posea un ritmo ágil y ligero, no quita tampoco que sea precipitado y además descuidado con los lugares y sentimientos, los cuales pasan tan rápidamente que no te da tiempo de saborearlos. Y al igual que no podré olvidar la emoción que me embargó al saber que Anubis aparecería, no podré quitarme de la cabeza el regusto decepcionante que me dejó dicho Dios. El Anubis de Rick Riordan es tan pueril y superfluo que quedé impresionado. Personalmente, creo que la calidad de la novela temblaba cada vez que él aparecía en escena ya que, no sé por qué motivo, el autor trató de entablar una especie de relación amorosa entre el Dios y Sadie. Otro punto negativo de la novela es la solución final al conflicto principal: precipitado y que se olía de lejos por múltiples pistas a lo largo de la historia que, por otro lado, queda totalmente abierta para la segunda parte (El trono de fuego).


Con sus más y sus menos, La Pirámide Roja es una novela resultona que triunfará a lo largo y ancho del mundo por su originalidad y por su calidad argumentativa (siempre pensando en niños de entre diez y doce años). Os entretendrá, aprenderéis cosas totalmente nuevas y que seguramente desconocíais, y os reiréis, sobre todo os reiréis. No busquéis emociones profundas y complejas en esta novela porque el autor ha pasado de esas características humanas en pos de la comedia y el género de aventuras, cual Indiana Jones. Si sois fans del género quedaréis más que satisfechos con esta primera parte y además gritaréis por una segunda al llegar a la última hoja. Para mí ha sido un aliciente poderoso para interesarme por Egipto, cuya cultura y mitología se encuentran ahora mismo bajo millones de lupas en todo el mundo. Lectores de Rick Riordan en busca de la verdad, por supuesto.

La Duat y la Maat os esperan impacientes en un viaje apasionante al desconocido corazón del Antiguo Egipto.